La demanda de pisos de alquiler en la ciudad de Valencia sigue creciendo, por lo que los propietarios pueden estar de enhorabuena: con bastante probabilidad, durante los próximos años seguirán obteniendo considerables beneficios de sus rentas. No obstante, si estamos pensando en subir el precio del alquiler de nuestra vivienda, no podemos adoptar una actitud pasiva y esperar a que llegue el inquilino prefecto (que sería aquel dispuesto a pagar cualquier cantidad sin rechistar), así como tampoco conviene que dejemos todo en manos de un agente inmobiliario, por bueno que este sea. Nuestra propuesta es que te sumes a la corriente del ‘home staging’, una técnica de marketing inmobiliario que cada vez es más utilizada tanto en España como en Europa.
El ‘home staging’ nació en Estados Unidos en los años 70, de la mano de Barb Schwarz. Por entonces, esta avispada comercial inmobiliaria, en su búsqueda por conseguir vender (y/o alquilar) más rápido y a un mayor precio, dio con un método tan curioso como lógico: convertir las casas de sus clientes en el escenario ideal para los compradores que pasaban por ellas. ¿Y cuál era —y es— ese escenario ideal? Ni más ni menos que el hogar en el que cualquier persona (familia, pareja, etc.) desearía vivir. Para ello cayó en la cuenta de que no le hacía falta más que extrapolar a su profesión algunos de los trucos que observaba cuando acudía al teatro, arte de la que era gran aficionada.
De este modo, convirtiendo las estancias de las casas y pisos que caían en sus manos en poco más que decorados teatrales, Schwarz ha logrado vender por sí misma más de 5.000 viviendas (una cifra de la que no muchos agentes inmobiliarios pueden presumir). A principios de 2018, esta experimentada ‘home stager’ (y también ponente desde hace años) pasó por la capital de nuestro país para impartir una master class ante cientos de futuros decoradores. En ella explicó cuáles son las claves de su efectiva técnica de marketing inmobiliario. Veamos cuáles son algunos de los sus pilares fundamentales:
Ante todo, limpieza. Este es uno de los puntos esenciales que todo agente inmobiliario debería establecer como una de sus máximas (independientemente de si decide aplicar la técnica ‘home staging’ o no). Todas y cada una de las estancias de la vivienda que pretendamos vender/alquilar deben estar impolutas, comenzando por el vestíbulo de acceso a la misma. El baño, obviamente, debe estar reluciente.
Una mano de pintura... blanca. El siguiente paso de cara a conseguir un buen lavado de cara sería pintar todas aquellas paredes y techos que muestren algún tipo de defecto (por mínimo que este sea). El color predominante debe ser el blanco.
Despersonalización. Esta es una de las bases del ‘home staging’: conseguir que en la vivienda no haya rastro alguno de una vida anterior. Para ello, eliminaremos cualquier fotografía, lámina o cuadro de paredes y repisas, ya que las imágenes suelen provocar en el observador connotaciones no deseadas para el propósito que perseguimos. Del mismo modo, quitaremos todos los cubiertos, productos y envases de la cocina, así como cualquier prenda de los armarios. En estos últimos, como mucho, podemos dejar algunas sábanas, mantas o prendas de vestir, siempre plegadas y muy bien organizadas (y a ser posible de tonos claros). El cuarto principal debe resultar acogedor y estar dotado de un estilo ‘estándar’. En definitiva, nuestro propósito es que sean cuales sean los gustos y deseos de los potenciales inquilinos/compradores, estos tengan la sensación de que podrían comenzar a vivir en el lugar que les estamos mostrando desde ese mismo instante. Esta decoración aséptica pretende que los clientes sean capaces de imaginarse a sí mismos viviendo en la casa desde el primer momento en el que crucen el umbral.
La iluminación. Debemos ser capaces de sacar el máximo rendimiento a la luz natural y a los focos de luz que la vivienda ya traiga de serie. Y, en caso de ser necesario, añadiremos lámparas o flexos para iluminar aquellos recovecos que resulten sombríos. De este modo, lograremos que la vista de nuestros clientes abarque incluso aquellos rincones a los que los antiguos inquilinos no sacaban provecho.