No es ningún secreto que los precios del inmueble han sufrido una serie de subidas bastante violentas en los últimos años, con sus correspondientes consecuencias en las dificultades de los ciudadanos para adquirir una vivienda o arrendar a un precio asequible.
No es ningún secreto que los precios del inmueble han sufrido una serie de subidas bastante violentas en los últimos años, con sus correspondientes consecuencias en las dificultades de los ciudadanos para adquirir una vivienda o arrendar a un precio asequible.
Una solución muy sonada respecto a este fenómeno aparentemente imparable de la subida de precios es el control de alquileres a nivel legislativo, y es que esta maniobra debería reducir la oferta y conseguir resultados sólidos según abalan diferentes estudios y teorías económicas.
Actualmente los precios de la vivienda están sufriendo unas subidas del 9% anual (índice de precios de vivienda de ventas repetidas IPVVR), y el precio del alquiler asciende desde hace dos años un 4% anual. Los precios son por lo tanto la raíz del problema de la vivienda, ya que los precios suben por que la demanda sube… pero no aumentan en la misma proporción ni la oferta ni los sueldos.
En base a esta evidencia…¿parece una respuesta efectiva la regularización de los alquileres y la reducción todavía mayor de la oferta frente a la gran demanda actual? Una solución que parece funcionar en la teoría pero pierde fuerza en su aplicación para este caso concreto.
Si en este momento el problema para por un reducido número de inmuebles fuertemente cotizados, circunstancia que eleva los precios y se agudiza en las zonas preferidas por los posibles inquilinos como son los centros de las ciudades, y la solución pasa por acotar todavía más esta oferta se produciría el efecto contrario.
En cambio, si se encuentra la fórmula mediante la cual se agilice la construcción, se movilice el mercado y se faciliten los permisos crecerán las posibilidades de alquiler en las ciudades y los precios se equilibrarán de una manera ligeramente más orgánica, eso sí, paulatinamente.
Según los últimos datos, el precio medio de la vivienda se sitúa en nos 10,6 euros por metro cuadrado en España y ha crecido en base al anteriormente mencionado desajuste entre la oferta y la demanda. Este dato atiende a una media realizada en la oferta de todo el país, que varía enormemente según la ciudad, su tamaño y ubicación.
Con todo, se perciben algunas diferencias según la urbe o comunidad en la que se busque con Barcelona en unos 17,3 €/m, Madrid por 16,4€/m y San Sebastián con 15,6€/m liderando la clasificación de ciudades más caras dentro del territorio español actualmente.
Los precios oscilan según el tamaño, importancia y situación de cada ciudad pero también la situación de la vivienda, siendo las zonas centro o bien comunicadas visiblemente más caras que las afueras o entornos rurales.
Otra circunstancia a tener en cuenta dentro del marco del sector inmobiliario y las oscilaciones que venidos sufriendo en los últimos años es el auge de los precios de compraventa de los alquileres turísticos a residentes.
Este año se han ofrecido 49.391 inmuebles en calidad de alquiler turístico, mientras que el pasado año solo se alcanzaron los 39.040 y si nos remontamos a los datos del año 2010 se limitaría a los 51. En Barcelona se puede percibir también un incremento del alquiler vacacional subiendo la oferta un 40% en este año, y en Sevilla un 48%.
Este fenómeno que afecta al valor de los inmuebles y sus alquileres no afecta a todas las ciudades por igual, aunque las capitales y zonas más turísticas o de costa sí que sufren un gran impacto de estas nuevas tendencias.
En cuanto a la limitación y regularización de los alquileres, la primera puesta en marcha se ha producido precisamente en este sector enfocado a las estancias vacacionales, y se empezará a limitar activamente en ciudades como Madrid que reduciría, según los cálculos realizados, en un 95% el número de viviendas destinadas a la explotación turística en el centro de la ciudad.