En los últimos años y debido a la crisis, los castillos –fortificaciones creadas en España durante la Edad Media como elemento arquitectónico de defensa- se han puesto a la venta por parte de sus propietarios. En el caso de la Administración Pública, propietaria de buena parte de ellos, el motivo ha sido la falta de liquidez, aunque en otras ocasiones sus herederos se han visto obligados a la venta al no poder hacerse cargo de ellos durante más tiempo. Sea uno u otro motivo, lo cierto es que los castillos están cotizando al alza ante la bajada de unos precios que nada tienen que ver con los de hace diez años y la aparición de un nuevo comprador interesado en ellos: los ciudadanos extranjeros. Este tipo de inversor internacional se siente atraído no sólo por su arquitectura, sino también por la historia que encierra. Con un alto poder adquisitivo, cuentan con la liquidez suficiente para adquirir una de estas construcciones singulares. Eso sí, todo bajo la supervisión de su propio personal de asesoramiento y sus abogados. Las cadenas hoteleras, movidas por el interés de rehabilitarlos y abrir nuevos establecimientos hoteleros con encanto, así como algún noble europeo, son los otros dos tipos de inversores interesados por la adquisición de este tipo de inmuebles.
Como ya hemos comentado, nada tienen que ver los precios actuales con los que se ofertaban antes de la crisis. Aun así, adquirir un castillo en España puede costar entre 600.000 y 7 millones de euros. Como vemos, la horquilla de precios es muy variada. En España existen inventariadas 10.400 fortificaciones, aunque según la Asociación Española de Amigos de los Castillos, existen más sin catalogar. De ellas, cerca de 3.000 están a la venta. No obstante, el problema ya no es comprarlos, sino invertir en su rehabilitación. De hecho, muchos necesitan de una profunda reforma, si no son ya inservibles.
Pero ¿cuál es el motivo por el que los castillos españoles estén en este estado? En España, a diferencia de otros países europeos, no existen leyes de mecenazgo y el propietario cuenta con muy pocas subvenciones para mantener estos edificios históricos, por lo que termina abandonándolo. Además, cuentan con algunas limitaciones al tratarse de bienes de interés cultural. Por otra parte, reformar un tipo de edificación como ésta puede ser un inconveniente para su venta, dado que incrementa su valor y posteriormente es más difícil venderlo. El estado de conservación de los castillos en España varía mucho de unos a otros. Algunos se han conservado muy bien a pesar de los siglos gracias a que sus propietarios han podido hacer frente a los costosísimos trabajos de mantenimiento a realizar y consideran una obligación moral conservar su castillo en buenas condiciones. Otros han corrido peor suerte. Por diversas razones, sus dueños no pueden hacer frente al gasto que supone mantener en buen estado unas construcciones de semejante envergadura. En otros casos, sus propietarios fallecieron sin dejar descendencia tiempo atrás y el castillo quedó en el olvido.
Los castillos jugaron un papel fundamental para la defensa en los ocho siglos de guerra que duró la Reconquista (711-1492) llevada a cabo por los reinos cristianos del norte para recuperar las tierras sometidas por los musulmanes. El mayor número de castillos en España se encuentra en la provincia de Jaén, considerada junto con Siria y Palestina el lugar del mundo con más torres, atalayas, fortalezas y castillos por kilómetro cuadrado. Los castillos han sido desde tiempo inmemorial alimento para la imaginación de muchos. No solamente los niños imaginan gestas sucedidas en estos gigantes de piedra que aún desafían a los siglos. Muchos adultos sienten una atracción por estas legendarias construcciones tan colosales como su propia estructura. Concebidos en otros tiempos como fortificaciones para la defensa, pero también como símbolo del poder de su señor, estas magníficas construcciones, en la actualidad, se siguen contando por miles.